Rey Rocco se encontraba de pie en la ventana de su oficina, contemplando toda la manada. Su rostro era estoico, pero su mente trabajaba arduamente para tomar la decisión correcta y mantener la jerarquía en el reino del Hombre lobo.
Pero sobre todo, a Rocco le disgustaban aquellos que desafiaban su estatus. Para él, era el único Rey que el reino necesitaba y nadie más.
Rocco sostenía la carta que tenía Leo. Contenía su identidad, junto con una frase que mostraba una amenaza.
—Todos ustedes son los siguientes.
Detrás de él, sentada en el sofá, estaba Cinzia, quien permanecía en silencio. Rocco la había arrastrado a su oficina tras su conversación en la celda de la mazmorra.
Cinzia acariciaba su rostro mientras el ardor de la bofetada de Rocco seguía presente en sus mejillas. Suspiró con el corazón apesadumbrado pero se aseguró de no hacer ningún ruido ya que irritaría a Rocco.