Rosina gimió al abrir los ojos, pero los cerró ya que la luz la hacía sensible.
—¡Rosina! ¡Por fin despertaste! —una voz gritó a su lado.
Rosina se volteó hacia el otro lado para evitar el ruido, pero sacudieron su cuerpo. —¿Qué diablos— dijo irritada y estaba a punto de maldecir cuando vio la sonrisa de alivio de Draco.
—¡Rosina, por fin despertaste! —Draco suspiró profundamente antes de abrazarla fuertemente. Hizo su mejor esfuerzo para no llorar delante de ella y mostrar su vulnerabilidad.
Rosina lo empujó con una mirada de confusión. Observó a su alrededor y notó que estaba en la sala médica de Palecrest, que podría haber estado mejor.
—¿Por qué estoy aquí? —Rosina preguntó confundida. Lo último que recordaba era que estaba en la manada de Corona de Sable y huía de los caballeros, creando un portal. Después de esa escena, todo era borroso. Lo siguiente que sabía, estaba de vuelta en la manada de Palecrest.