Rosina se mantuvo inmóvil mientras miraba a Pepe. No esperaba que Pepe preguntara sobre su manada. Esto la hizo pensar que algo había ocurrido antes de que ella se desmayara más temprano.
—¿Por qué quieres saberlo? —preguntó Rosina con indiferencia y se sentó al lado de Pepe, actuando como si nada hubiera pasado. La sirvienta inmediatamente fue a servirle a Rosina, pero Pepe levantó la mano para detenerla.
Pepe enlazó mentalmente a todas las sirvientas en el comedor para que desalojaran el lugar, ya que iba a hablar con Rosina a solas.
Rosina sintió la inmensa presión dentro de la habitación ahora que estaban solos. Tomó una pata de pollo del plato y empezó a comerla mientras esperaba que Pepe respondiera a su pregunta.
—Porque eres mi Reina, y necesitaba conocer tu pasado —dijo Pepe y cruzó sus brazos sobre su pecho. Sus ojos nunca abandonaron el rostro de Rosina, observando cada uno de sus movimientos.