—¿Qué debería hacer ahora? —se preguntó Rosina y se sentó en el colchón duro. Hizo una mueca por la textura, pero no le importó ya que era mejor que quedarse en las celdas donde solo podía acostarse en una estera de paja usada.
—Estoy acostumbrada a esto de antes —pensó Rosina inconscientemente mientras se enroscaba en una pequeña bola—. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que había pensado.
—¿Qué? —Rosina se sentó. Se confundió con sus propias palabras—. ¿Acostumbrada a qué?
Las cejas de Rosina se fruncieron en desorden mientras trataba de recordar algún escenario en el que hubiera tenido la misma experiencia anteriormente. Un recuerdo de su pasado resplandeció en sus ojos.
Rosina estaba en la habitación en la casa de sus padres. La habitación que había utilizado antes parecía más una celda que una habitación, pero el recuerdo cambió a un lugar diferente.
El lugar era oscuro, y una chica estaba sentada en la esquina.