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Al día siguiente, las noticias sobre el caso se esparcieron como un incendio en el reino de los Hombres lobo. Todos tenían su propia opinión, pero dado que no hubo castigo entre los dos, el tema murió más rápido de lo esperado.
La gente solo amaba chismear cuando el resultado era intrigante y despertaba interés, pero si había paz, se consideraba un tema aburrido y sin sabor del que hablar.
Actualmente, Rosina observaba a Felissa empacando sus maletas. —¿De verdad te vas ahora? Ni siquiera han pasado tres días.
—S-sí, no puedo ignorar las cartas de mis padres —Felissa suspiró profundamente y miró las cartas que llegaron esa mañana. Eran de su madre, Renata Nucci, Luna de la manada Medianoche. Le dijo a Felissa que volviera a casa después de que se pusieran al día con las noticias sobre el reciente caso de Luigi y Dona.