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Rosina caminaba hacia el área en un vestido rojo brillante. Sus pasos resonaban en el suelo embaldosado y capturaban la atención de todos. Su aura dominante irradiaba de su cuerpo mientras miraba la figura de cada uno.
Los caballeros se quedaron quietos y comenzaron a alinearse mientras Rosina se paraba frente a la mesa preparada con antelación para ella. Empezaron a medir la dominancia y la fuerza de Rosina, pero ella no tenía su propio olor corporal. Empezaron a confundirse.
Ferro estaba de pie al lado y extendió las aplicaciones frente a Rosina. Ella eligió las primeras cuatro de la lista y le hizo un gesto a Ferro para que anunciara los nombres.
—Atención todos. Voy a llamar los nombres de los participantes y ustedes irán al frente y se enfrentarán en un duelo —declaró Ferro y todos comenzaron a murmurar su opinión. Una mano se alzó frente a la multitud.
—Señorita, tengo una pregunta —dijo el hombre y avanzó.
—Adelante —dijo Rosina con indiferencia.