Rosina refunfuñó mientras salía de su habitación, completamente vestida para la carrera de caballos. Esperó debajo de la sala de estar a que Felissa terminara de prepararse.
Draco desaprobaba que ella matara a Dona ya que se necesitaba para esclarecer el caso.
Felissa salió después de unos minutos de prisa. Llevaba un extravagante vestido naranja que parecía de mal gusto como si fuera a un baile.
—Ya estás aquí —afirmó Rosina y observó la figura de Felissa haciendo su mejor esfuerzo para no burlarse de su aspecto—. Te ves... naranja. —declaró Felissa educadamente y giró sobre sí misma mientras su vestido se esparcía como un globo.
—Vamos antes de que lleguemos tarde al evento —Rosina sonrió amablemente antes de alejarse. Miró a Fina, que hacía una reverencia en el fondo. De alguna manera, no se sentía cómoda en su presencia.