Gastone esperaba a Lucía fuera de la casa. Jadeó al ver la pequeña bolsa que había preparado para ella.
Navin y Jorge miraron a Gastone con expresiones preocupadas.
—Mi Señor, ¿está seguro de esto? —preguntó Navin preocupado. Podía sentir la ansiedad de Gastone.
—No puedes obligar a alguien a estar contigo solo porque tú quieres estar con esa persona —respondió Gastone y suspiró. Si siguiera su propia lógica, le gustaría encerrar a Lucía hasta que se enamorara de él.
—Es verdad —coincidió Jorge. Nunca había tenido una amante y estaba esperando a que llegara su pareja, planeando permanecerle fiel aunque aún no hubiera llegado a su vida.
Navin apretó los labios y no dijo nada. Para él, convencería a Lucía de quedarse si ella fuera su pareja.
Después de un par de minutos, Lucía salió de la casa con una bandolera. Solo llevaba sus cosas y varias prendas que Gastone le había dado, dejando el resto pues se sentiría mal si se las llevaba todas.