—Ya veo. Bueno, quizá sea una de nuestras vecinas —respondió Navin para asegurarle a Lucía que no estaba pasando nada sospechoso. No quería que ella entrara en pánico y arruinara aún más la oportunidad de Gastone.
—Sí… Supongo —Lucía se rascó la cabeza y se rió tímidamente—. Yo-Yo debería volver adentro. Necesito empacar mis cosas... —añadió y se levantó del asiento.
—¿De verdad te vas? —preguntó Navin con curiosidad, indicando sobre su partida.
Lucía se detuvo y lo pensó durante unos segundos. Se dio la vuelta y le ofreció una sonrisa forzada a Navin.
—Sí, es lo mejor —respondió Lucía antes de salir.
Navin suspiró y observó cómo Lucía se alejaba. Sus ojos se desviaron hacia la ventana que daba a su lugar.
Gastone estaba allí, mirándolos con una expresión triste, pero molesta. Se fue cuando Lucía desapareció.