Gastone resopló antes de detenerse. Había corrido durante una hora, y estaba empapado de sudor. Navin se rindió a los pocos minutos y esperó a que Gastone regresara mientras descansaba en el árbol.
—¡Uf! Hoy hace mucho calor —se quejó Gastone mientras se secaba el sudor con su camisa.
—Para ti, pero la brisa aquí refrescó mi piel —declaró Navin, actuando como un mocoso insolente.
—Hmm —murmuró Gastone e ignoró las palabras de Navin. Se recostó en el suelo mientras su mente volvía a Lucía.
El silencio entre los dos hombres era ensordecedor, pero Navin decidió romperlo.
—¿Mañana es el último día que tu pareja se quedará? —preguntó Navin, mirando a Gastone.
—Sí —respondió Gastone con indiferencia. Bajó la cabeza y suspiró profundamente. Empezó a sentir un dolor punzante en el pecho pero intentó subyugarlo para no afectar a Lucía.