Lucía pesó la bolsa en su mano. Ya habían comprado suficiente comida para durar dos semanas. Le sorprendió que Gastone le diera su dinero sin dudar.
—¿Hay algo que te gustaría comprar? —preguntó Gastone con anticipación. Quería saber qué le gustaba a Lucía para poder usarlo como referencia.
—Hmm, no tengo nada en mente en este momento —respondió Lucía con un encogimiento de hombros, pero luego se le ocurrió que podía aprovechar esa oportunidad.
—Está bien —respondió Gastone tristemente con los hombros caídos.
—¡Ah! ¡En realidad quiero algo! —exclamó Lucía de inmediato. Se enfrentó a Gastone con determinación en sus ojos.
—¿Qué es? Dime —replicó Gastone con interés. La miró radiante, esperando una respuesta.
—Yo... Yo... uh —el cerebro de Lucía se descompuso y no pudo pensar en nada más. Todo lo que quería gritar era su deseo de irse, pero no podía.