Gastone iba y venía afuera de la casa mientras Navin asaba la carne de pollo.
—Deberías relajar tu mente, mi señor —dijo Navin mientras revolvía el pollo para asarlo uniformemente.
—¡Estoy bien! —Gastone gritó y se mordió las uñas. Estaba frustrado con Lucía pero más enfadado consigo mismo por reaccionar como un novio loco con su pareja. No quería verse como un hombre obsesionado que podría alejar a Lucía de él.
Navin se encogió de hombros y suspiró juguetonamente. Entendía la reacción incontrolada de Gastone ya que Lucía era humana, y cualquier cosa podía ponerla en peligro, ya que no tenía habilidades para sobrevivir sola.
Después de unos minutos, escucharon pasos y vieron a Jorge con Lucía caminando hacia ellos.
Lucía ignoró a Gastone y entró directamente en la casa como si él no estuviera allí en primer lugar.
Gastone apretó los dientes y se peinó el cabello por el estrés.