Todos permanecieron en silencio ya que su misión finalmente había terminado. Caj llevaba a Cinzia en su espalda.
—Ahora, entrégame a la señorita Felissa —dijo Rosina extendiendo sus palmas hacia Caj, cuyos ojos estaban clavados en su hermana.
—No, te daré a la señorita Felissa a cambio de mi hermana —afirmó Caj con firmeza.
—Ah, eso parece injusto para mí —se rió Rosina y miró a Caj con decepción.
—La señorita Felissa es importante para ti, ¿verdad? Entonces su valor se duplica. Ahora, entrégame a mi hermana —exigió Caj. Estaba haciendo lo posible por obtener el mejor resultado para él.
—Entonces me rindo —Rosina levantó ambas manos en señal de rendición, haciendo que el cuerpo de Trice cayera al suelo.
—¡Trice! —gritó Caj y estaba a punto de correr hacia su hermana cuando un fuerte gruñido resonó en el bosque.