—Señorita Felissa, es un placer verla aquí —se acercó Fabio y se inclinó educadamente.
—Igualmente, señor Fabio —contestó Felissa con una sonrisa forzada. Observó las acciones y comentarios de Fabio, ya que él era uno de sus objetivos.
«Si él es mi pareja, mi madre lo aprobará ya que es un noble», pensó Felissa, aludiendo a la nobleza de Fabio.
—¿Puedo invitarla a bailar? —Fabio ofreció su mano para que Felissa la aceptara.
—Ah, claro —Felissa aceptó y depositó su mano lentamente en la de él. Quería sentir si eran compatibles y si podía ver su futuro con él.
Fabio sonrió ampliamente y guió a Felissa hacia la pista de baile, mirándola directamente a los ojos. Se detuvo y la atrajo más hacia él.
Felissa pudo sentir el calor corporal de Fabio e intentó mantener la calma, pero su corazón latía muy rápido, no porque se sintiera alegre y emocionada, sino nerviosa e incómoda.