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Draco alzó el expediente ante las tropas frente a él para mostrar la prueba de que ahora era el Príncipe Heredero y el gobernante de la manada Corona de Sable.
—¡Ja! No aceptaremos esto. ¡Solo eres un Príncipe Heredero! ¡Solo un Rey puede gobernar el reino de los Hombres lobo! —gritó el Capitán y el resto de sus hombres lo siguieron. No estaban de acuerdo con Draco ya que su lealtad yacía con los Monarcas.
Draco sabía que sería difícil convencer a todos de que era el titular del título. Después de todo, su reputación no era tan buena, y el Rey y la Reina seguían vivos, lo que hacía que todos esperaran la antigua jerarquía.
Los no muertos dejaron de atacar a los refuerzos si no eran dañados.
Eso hizo que todos se quedaran quietos y esperaran la orden de su Capitán. Los refuerzos venían de diferentes manadas, pero el Capitán era el único de la Manada Mística.