La boca de Rosina se quedó abierta cuando vio a su madre cortar el c0ck de Cleto. No pudo decir ni una sola palabra, y sus ojos temblaron mientras observaba.
—¡Puta de mierda! —gritó Cleto y pateó a Natale con toda su fuerza. Intentó levantarse, pero Natale todavía no había terminado con él.
Natale se levantó y se aferró a la espalda de Cleto, lo que hizo que ambos cayeran al suelo.
Mientras Natale se sentaba en su espalda, la cara de Cleto quedó enterrada en la gruesa hierba.
—¡Nunca debí haberme casado contigo! ¡Se suponía que debía ser feliz! ¡Quiero ser feliz y ser bien tratada! —gritó Natale mientras alzaba el puñal y apuñalaba varias veces la espalda de Cleto.
—¡Ack! ¡Zorra! —gritó Cleto y quiso girar su cuerpo para quitarse a Natale de encima, pero cada vez que lo intentaba, Natale lo apuñalaba más profundo.