Rosina se abofeteó con fuerza para detener el recuerdo del encuentro entre Biagio y Cleto en su mente. No podía soportar lo que sucedió después y no quería verlo.
—¡Blargh! —Rosina vomitó y se sujetó del tronco del árbol para soportar. No podía creer que Cleto hiciera algo así. No reaccionaría de esa manera si fuera una mujer.
—No puedo creer que pueda ver su otro lado —susurró Rosina antes de limpiarse la saliva de los labios. Se compuso y comenzó a caminar, pero se sentía enferma.
Rosina se cubrió la boca y corrió detrás del árbol para vomitar de nuevo. La imagen de Cleto violando a Biagio se repetía una y otra vez en su mente.
Al principio, a Rosina no le importaba si dos del mismo sexo se follaban uno al otro, pero viniendo de su padre era diferente.
—¡Ah! ¡Necesito olvidar esto! —Rosina gritó con molestia. Se arrepintió de haber mirado en los recuerdos de Biagio pero no esperaba el giro en la trama. Escupió su saliva y suspiró profundamente.