Cleto miró a Biagio sentado en la silla mientras limpiaba la mancha de sangre en los dispositivos de tortura que había usado con él.
—Debes estar aburrido solo —dijo Cleto y escupió la sangre que se había acumulado en su boca.
Biagio lo miró pero ignoró sus palabras. Siguió trabajando como si estuviera solo.
—Ah, solo eres un Gamma, ¿verdad? ¿Cómo se siente estar solo aquí en este maldito calabozo mientras tus 'amigos' están afuera? —dijo Cleto y enfatizó la palabra 'amigos' para provocar a Biagio.
Biagio respiró hondo ya que empezaba a cabrearse. Sabía que Cleto hacía eso para provocarlo.
Se oyó un golpe en la puerta y ésta se abrió. Una sirvienta entró con un carrito que contenía la comida del prisionero.
Biagio hizo un gesto con la cabeza a la sirvienta para reconocer su presencia. Dejó que hiciera lo de siempre y no le prestó atención.
La sirvienta comenzó a dar comida a las celdas, y la última sería alimentar a Cleto con poca comida para mantenerlo con vida.