Rosina salió de la cama después de asegurarse de que Draco no se despertaría. Fue al baño y se lavó porque el sudor le repugnaba.
—Ugh, tengo que quitármelo —susurró Rosina, separando las piernas para quitar la piel que cubría su agujero. Lo arrancó y adentro estaba el semen de Draco, pero la cantidad la sorprendió.
—Eyaculó menos —murmuró Rosina con un encogimiento de hombros. Esperaba que el semen de Draco llenara la piel ya que sintió sus semillas fluyendo dentro de ella por un rato.
Rosina se encogió de hombros y tiró la piel al basurero antes de limpiarse. Después de terminar, salió y vio a Draco todavía durmiendo cómodamente y abrazando la almohada que había puesto como su sustituto.
—Hmm —murmuró Rosina y envolvió más la bata alrededor de su cuerpo antes de dejar la habitación. Suspiró profundamente mientras cerraba la puerta suavemente para no despertar a Draco.