La puerta se abrió de golpe, y Bertrando Neri, el Beta de la 13ª manada, llegó al salón del trono con prisa.
—¡Bertrando! —lo llamó Cirino. Había establecido un vínculo mental con Bertrando anteriormente para que pudiera dar su sugerencia para el problema que enfrentaban actualmente.
—¡Mi Rey! —Bertrando inclinó su cabeza en señal de respeto y miró a Rosina—. Mi Reina.
—Ya no soy la Reina de Pepe —Rosina sonrió maliciosamente y señaló la forma de Mari—. Ella lo es.
Los ojos de Bertrando se entrecerraron al examinar el aura de Mari y notar que era una loba débil y frágil. Todo lo contrario a Rosina. Ya veía a Rosina como una loba delicada, y saber que Mari era aún más débil lo irritó.
Rosina se mordió los labios para evitar reírse. Percibía que Bertrando estaba decepcionado de Mari.
—¿Será esto suficiente? —declaró Rosina y siguió acariciando la cabeza de Mari—. Si rechazas mi oferta, me llevaré a tu pareja y nunca la volverás a ver.