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—Rosina caminaba por el pasillo del palacio ya que necesitaba esperar un par de minutos para usar el poder del colgante y crear otro agujero portátil.
La carpeta de cuero estaba metida entre las piernas de Rosina para mantenerla oculta. Estaba ansiosa por encontrarse con alguien conocido o algún miembro de la realeza que le pidiera hacer algo.
«Ugh, necesito encontrar un lugar donde esconderme», pensó Rosina mientras se secaba el sudor de la frente. Cuando dio la vuelta en el corredor, casi se choca con alguien.
—Ah, Su Majestad, la Reina —dijo Rosina y dio un paso atrás para darle espacio a Cinzia.
La Reina Cinzia la miró con ojos amenazadores ya que una sirvienta casi se había tropezado con su vestido real. Sus lacayos estaban alineados detrás de ella burlándose de Rosina.
—¿Qué hace una sirvienta en este piso del Palacio? —preguntó Cinzia con los ojos entrecerrados. Cruzó los brazos y esperó a que Rosina respondiera.