Grullidos y gruñidos resonaban en la zona del bosque. Dos grupos se enfrentaban mostrando sus afilados dientes para demostrar dominancia y amenaza.
Un hombre se encontraba al frente. Su espada estaba bien colocada a su lado. Miró al enorme lobo beige parado delante de él. Entre ellos estaba la línea media del territorio de la 13.ª manada.
—Trae a mi esposa, Pícaro —dijo Draco firmemente. Su cabeza estaba erguida mostrando su autoridad. Después de todo, necesitaba demostrar que no le temía a un simple pícaro ya que él era un Príncipe de la manada de Corona de Sable.
Pepe soltó una risita. Había dejado ir a Rosina antes, y dependía de ella si iría con Draco o no. Después de todo, el resultado sería el mismo, pero quería jugar juegos mentales.
Y los miembros de la 13.ª manada no sabían que Rosina estaba casada; para ellos, fue una sorpresa que alguien del Palacio pidiera su esposa.
Pepe se transformó en su forma humana, sin miedo a mostrar su desnudez frente a su enemigo.