Rosina estaba congelada en su sitio mientras Pepe la abrazaba con fuerza. Estaba confundida sobre por qué Pepe pensaba que ella era su pareja.
—Pepe, ¿escuchaste lo que acabo de decir? —preguntó Rosina. En ese momento, estaba frustrada y sentía que sus palabras no significaban nada para Pepe.
—Lo sé, pero ¿¡no sientes esto!? —Pepe empujó ligeramente a Rosina para mirarla a los ojos. Acarició las mejillas de Rosina para que su piel se tocara e instantáneamente sintió la chispa encenderse en el sitio.
—¿Qué? —Rosina inclinó la cabeza. No sentía nada y estaba confundida sobre qué tipo de emoción quería transmitir Pepe.
—La chispa cuando nuestra piel choca. ¿No la sientes? —preguntó Pepe y tomó de nuevo las manos de Rosina. Sus ojos mostraban la frustración de ser el único que sentía la chispa.
—Pepe... ¿Estás bien? —preguntó Rosina con preocupación. Sabía acerca de la chispa y la atracción si encontrabas a tu pareja, pero ambos lobos necesitaban sentir la misma sensación.