**Harper**
—Abre más las piernas —ordenó Eli mientras el suave susurro de su braga aterrizaba en algún lugar sobre las sábanas de la cama.
El ya vacilante corazón de Harper vaciló aún más. El mando en su tono se desprendía de ella como una ola de calor, y aunque era una orden tan sucia que apenas podía imaginarse obedeciéndola, su cuerpo ya se movía en ávido acatamiento, abriendo sus muslos tal y como le habían indicado.
Una mano cálida rozó la parte interior de sus piernas, el toque haciendo bailar pequeños fueguitos por toda su piel. —Más aún —dijo él de nuevo—. Por completo.
—..."
Su corazón ahora latía contra su pecho en un ritmo completamente errático. Ni siquiera podía empezar a imaginar cuán lasciva se veía ya, con las manos atadas y los muslos abiertos como una ofrenda para ser devorada. Y pensar que iría aún más lejos, que los ojos de Eli seguirían cada movimiento suyo y se deleitarían con la vista, observándola abrirse completamente esa parte de sí misma...