—El calor lento pero constante de la noche anterior aún estaba fresco en la mente de Harper. Pero en este momento, con sensaciones salvajes estrellándose sobre ella una y otra vez, tan intensas y tan indómitas que apenas podía creer que su cuerpo fuera capaz de sentirlo, todos sus recuerdos y límites para su imaginación fueron renovados.
—Y la gente dice que no hay dos sin tres... —Mientras los dos se derrumbaban en brazos del otro, temblando y jadeando locamente por la poderosa oleada de euforia que se apoderaba de sus cuerpos, Harper se preguntaba cómo podría ser cierto ese dicho. Si la segunda vez ya estaba redefiniendo lo que ella consideraba como la cúspide del placer... ¿entonces cómo sería la tercera vez? ¿Realmente podría existir un placer tan loco en este mundo?
—El pensamiento le puso una sonrisa llena de expectativa en la cara.