Después de tres meses de noches tranquilas, Fil apenas había dormido en toda la noche. Se revolcaba en la cama y antes de que se diera cuenta, ya era de mañana. Fil se sentó somnolienta, alborotándose el pelo angustiada.
—Seis días más... —murmuró, abriendo los ojos a la fuerza—. Tengo que aguantar estos seis días y hacer que pare.
Una parte de ella lamentaba no haberle dado una patada en los testículos a ese hombre para hacer que cesara su tontería. La otra parte se consoló y le dijo que refrenarse había sido la mejor decisión que tomó anoche. Marcus definitivamente había perdido la cabeza. ¿Quién sabía qué le haría a Elise si Fil lo empujaba más al límite?
—Se lo diré hoy —se dijo a sí misma, bufando—. Tengo que hacerlo.
Fil tomó una respiración profunda, animándose a hacer lo que debía hacer. Se sentía mal por Elise porque esta parecía gustar mucho de Marcus, pero ella no merecía una relación tan superficial. Elise merecía más que eso.