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Hubo un silencio atónito y Xaden volvió a sentarse en su asiento, aparentemente satisfecho con el discurso.
La sala quedó en silencio y todos se miraron unos a otros.
Y entonces alguien empezó a aplaudir y los demás lo siguieron.
—Por favor, únase a mí y celebremos —dijo él.
El ritual del festín se llevó a cabo para todos los lobos presentes.
Todo estaba en orden.
Se esperaba baile, sexo al aire, bebida, comida y cualquier cosa que pudiera implicar un festín.
A Xaden no le interesaba mucho participar en el festín.
A diferencia de la Caza o el festival final que era el sacrificio, era opcional.
No tenías que unirte o quedarte hasta el final de la noche.
Mientras comenzaban a comer, una sirvienta vino y le rellenó el vino.
Era una persona diferente al joven que siempre le rellenaba el vino.
—¿Dónde está Cullen? —preguntó.
—Ha caído enfermo, mi señor —dijo la chica en voz baja—. Me han mandado a reemplazarlo.
La miró.
Era de baja estatura y tenía cabello castaño.