Llegaron a la ciudad de los magos y quedaron asombrados con los colores y la magia que sucedía a su alrededor.
—Cómprate unas tartas de lagarto verde —gritó una mujer—. Vendo las mejores de la ciudad.
—¿Qué tal los ojos de un grifo? Trescientos siglos de antigüedad y los mejores en la ciudad —gritó otro hombre.
Jazmín observó cómo un pájaro volaba por encima y luego aterrizaba cerca de una mujer que pasaba, un hombre la seguía y desaparecía en el delgado espacio.
—Esto es increíble —dijo Jazmín completamente asombrada de la ciudad que tenía detrás.
A Anna no pareció verlo de esa manera.
Ella estaba flotando justo detrás de Jazmín mientras avanzaban entre la multitud.
—¿Podemos llegar ya a donde sea que vamos? —Anna frunció el ceño muy irritada.
Era de noche, pero la ciudad seguía siendo muy brillante y vibrante.
Estaba viva.
—Solo agárrate de mí y mantente cerca —dijo Jazmín mientras avanzaban entre la multitud.