Mientras Xaden lideraba el camino y ella lo seguía detrás, muchas cosas pasaban por su cabeza:
Una cosa era cierta.
Ella no iba a poder mencionar al rey a María:
Xaden perdería la cabeza si descubriera que ella había ocultado tal cosa de él.
—¿En qué estás pensando? —le preguntó él.
Ella se sobresaltó. —Nada.
—Estás callada y reflexionando, además de murmurar para ti misma —dijo él—. Definitivamente estás pensando.
Ella se encogió de hombros. —No es nada importante.
—¿Te aterra verla? —preguntó él—. Ella ha sido un monstruo para ti. ¿O también mentiste sobre eso?