Ella jadeó.
Quería agacharse y recogerlo, pero Xaden aún mantenía sus manos contra la pared en una X.
Él miró hacia abajo a su hermoso cuerpo desnudo y sus ojos centelleaban.
Ella trató de liberarse de su agarre pero él insistió y luego la forzó a permanecer contra la pared.
—¿A dónde crees que vas? —le preguntó él con picardía.
Y luego sus ojos recorrieron su cuerpo con hambre.
—Ya he visto todo esto antes. Los he tocado —comentó mientras miraba sus pechos redondos y llenos que lo miraban hacia arriba.
Invitándolo a tocar y probar lo que una vez ya había tenido.
Se inclinó hacia su cuello oliendo su encantador aroma.
Ella no era como las otras mujeres con las que había estado.
No usaba perfumes de aceite pero aún así olía a flores.
Divino.
Mientras la miraba, se dio cuenta de que estaba temblando de frío.
Maldijo y entonces le soltó las manos.
Luego se agachó y recogió su toalla del suelo antes de pasársela.