```
Xaden cayó de rodillas instantáneamente y todo su ser se estremeció por un tiempo.
Y luego se quedó congelado.
Como si fuera incapaz de mirar, sus ojos simplemente se quedaron fijos en su cabeza ensartada en las estacas.
Fue como si toda la alegría que había tenido antes desapareciese.
Como si nunca hubieran existido. Como si esta mañana no hubiera silbado, como si no hubiera habido sonrisas en su rostro.
No vio su cuerpo en ninguna parte, solo su cabeza y luego su cabello negro azabache colgando de su cabeza.
—¿Qué está pasando? —preguntó Erik desde atrás.
Justo los había alcanzado.
Se detuvo en seco. —Mierda.
Hubo un silencio sereno.
Los caballos que se habían acercado con los otros lobos se quedaron quietos.
Como si ellos también reconocieran la gravedad de la pérdida.
—¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo te enteraste? —preguntó Erik.
Xaden apenas si los escuchaba.
Era como si estuviera perdido en su propio mundito.