Cherry, que había estado observando a los hombres en toda su travesía, se deleitó cuando finalmente pudieron recuperar la copa.
Era algo que ella había estado deseando tener en sus manos.
Ahora finalmente la tenía en sus manos.
No podía dejarla ir.
La ruta que seguían estaba protegida y por eso no había podido enviar a sus secuaces tras ella.
Cuando finalmente llegaron a un camino más expuesto, ahora pudo usar sus poderes contra ellos.
Pero tenía que ser rápida.
Estaban muy cerca de la manada creciente y una vez que estuvieran en la manada, sería difícil para ella obtener la copa.
Cerró los ojos y dijo algunas palabras mágicas y luego apareció algo en su mano, era como un pajarito.
—Te escogí porque sé que puedes entregar tu trabajo —dijo mientras tocaba suavemente la cabeza del diminuto pájaro.
Luego lo sopló en su espejo que usaba para vigilar cualquier cosa.
—Ve y solo terminarás tu misión cuando mueras.
El pájaro voló al espejo y desapareció.
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