Xaden miró a Erik. —Jazmín es alguien que me da miedo. Me asusta porque, incluso sin mi corazón, mis sentimientos me dicen lo contrario.
—¿Quién dijo que no podías estar con ella? —preguntó Erik—. Me he enamorado, haría cualquier cosa por tenerla de vuelta. Cargo con el dolor de lo que le pasó, pero nunca he dicho que preferiría que me arrancaran el corazón. El dolor es lo que me hace sentir vivo. Me hace recordarla, la mantiene viva en mí. Tanto que apenas hay dolor aquí.
Y luego Erik señaló su propio pecho. —No renunciaré al recuerdo de la vida que viví por ninguna otra razón.
—Ella es una esclava —dijo Xaden—. Sabes que nunca podría. Ella está por debajo de mí.
—Pero te casaste con ella, ¿no es así? —preguntó Erik.
La expresión de Xaden cambió. —Sabes que tuve que hacerlo.
—Quizás todo esto ocurrió por una razón —dijo Erik—. Cada paso, cada acción, sucedió por una razón.
