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La mañana siguiente los otros lobos se despertaron y estaban listos para empezar el viaje.
Xaden había pasado el resto de sus primeras horas de la mañana despierto.
No había podido volver a dormir desde que él y Erik habían matado a la bestia anoche.
—Mi señor —dijo Owen, sacando a Xaden de su flujo de pensamientos—. Los hombres están listos para partir.
Xaden se levantó y luego montó su caballo antes de alcanzar a Erik, que lideraba el camino.
—¿Estás bien? —preguntó Erik.
—Claro —asintió Xaden aunque él mismo no pensaba que estuviera bien.
Los demás todavía no sabían sobre el incidente con el Ryliat anoche.
Sólo Elyon y eso era porque había estado despierto en las primeras horas de la mañana.
Entonces Erik se volvió hacia los hombres.
—Nos dirigimos al bosque —informó Erik—. Nos mantenemos juntos pase lo que pase. Es peligroso. No importa lo que vean, no importa lo que escuchen, no se aparten del grupo en el que estamos. ¿Entendido?
—¡Sí, Gamma! —corearon todos.