La sangre salpicó a través del suelo y luego sobre sus rostros mientras la cabeza dejaba de moverse.
Él solo miraba en absoluto horror y asco.
Pensar que esta había sido Jazmín.
Sintió su estómago retorcerse con incomodidad y lo sujetó.
—No vomites —dijo Erik mientras ahora se alejaba de la criatura muerta.
Xaden se armó de valor y lo tragó para disolver cualquier sensación de náusea.
—¿P-por qué vino solo por mí? —preguntó Xaden—. Todos los hombres aún dormían y yo era el único que se había alejado, ¿no es así?
—El Ryilat se alimenta de tus deseos más profundos. Tu deseo de ver a Jazmín y tenerla contigo era obviamente muy fuerte. Más fuerte que el de todos los otros lobos alrededor —dijo Erik al cruzar sobre el cuerpo decapitado.
—Iba a atraerte al bosque —dijo Erik—. Agradece a los dioses que llegué a tiempo.
—¿Cómo supiste que estaba en problemas? —preguntó Xaden.