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Xaden la seguía como un niño inocente y luego ella les mostraba el camino.
—¿Dónde está este lugar? —preguntó él.
—Solo un poco más adelante —respondió ella—. No tan lejos. Quizás a solo dos minutos.
Él miró hacia atrás, hacia donde venía.
Hubo silencio excepto por el viento suave que soplaba a través.
Luego sus ojos volvieron a ella mientras los guiaba con su mano firmemente en la suya.
Luego la atrajo hacia él y reanudó el besarla y acariciarla.
Tocando su cuello y bendiciéndola con besos dulces y hambrientos.
—No necesitamos ir a ningún lugar —dijo él entre besos mientras sus manos recorrían sus senos y los manoseaban.
Él frotó la punta de sus pezones y siguió con su lengua por su cuello.
—Te deseo aquí como tú me deseas a mí —dijo.
Ella forzó una sonrisa. —Pero Xaden, ten paciencia. Lo que quiero mostrarte es mágico. Déjame llevarte allí.
No estaba contento al sentir que ella se alejaba de nuevo.
¿Qué juego estaba jugando?