Xaden observó horrorizado cómo caía al suelo.
Él solo la miraba hacia abajo horrorizado, incapaz de pronunciar una sola palabra.
Y entonces lo sintió.
Era como si todo se volviera tenue, como si no escuchara nada en absoluto.
Todo se volvió un torbellino en cámara lenta y aún así era como si todo sucediera demasiado rápido.
Dejó el cuerpo de Aurora a un lado y fue hacia Jazmín.
Para cuando la agarró y la puso sobre sus muslos, fue como si todo le golpeara y todo viniera a él con fuerza.
—Jazmín —dijo—. Jazmín, despierta.
Le acarició la mejilla y la atrajo hacia él.
Sus párpados estaban cayendo a la mitad.
Parpadeaban abriéndose y luego cerrándose.
—Sí, quédate con él —dijo—. Quédate conmigo.
Ella solo lo miraba hacia arriba y luego empezaron a cerrarse de nuevo.
—No, no —dijo él, sacudiéndola—. Quédate conmigo Jazmín. Quédate conmigo.
Toda su esencia temblaba; era como si cada fibra dentro de él se estuviera yendo.