La garganta de Jazmín se cerró al escuchar cada palabra que ella decía.
Sabía que él había hecho cosas pero esto era tan espantosamente.
Se sentía demasiado avergonzada, ni siquiera sabía qué decir.
—Había vivido en el territorio seguro durante unos seis años antes de que Alfa Xaden viniera a buscarme él mismo hace unas semanas —dijo Fiona.
Con cada nueva revelación todo empeoraba más.
—¿Cuántos años tenías entonces? —preguntó Jazmín.
—Solo tenía trece —dijo Fiona—. Si él hubiera tenido éxito en llevarme, entonces me habría entregado a su hijo como una esclava sexual. Justo a la edad de trece años.
Jazmín cerró su rostro al darse cuenta de lo monstruoso que era su padre.
No lo negaba, sin embargo, había tratado de apaciguar a su padre.
Incluso había intentado hacerle ver que era digna de ser su hija.
Ahora no creía querer eso más.
No estaba segura de querer llevar su sangre.
De hecho, se sentía avergonzada.
