—Hemos terminado, mi señora —dijo Jazmín.
—¿Quieres irte a causar más problemas, verdad? —preguntó Lady Belinda.
Antes de que cualquiera de ellas pudiera responder, ella las silenció.
—No importa. Ustedes dos se quedarán y servirán como manos extras —dijo Lady Belinda.
—Jazmín, atenderás al Alfa Xaden y a los dos invitados a su lado. Fiona, tú atenderás a los otros tres lobos de alto rango a su izquierda. Los demás sirvientes se encargarán de los demás.
Fiona quería protestar, pero Lady Belinda la interrumpió.
—Sin excusas. ¡Más te vale hacer lo que he dicho!
Y con eso, ella se marchó con ímpetu.
Jazmín y Fiona se vieron obligadas a hacer lo esperado.
Pronto los invitados comenzaron a llegar en tropel.
Jazmín sostenía una jarra de vino, igual que Fiona, y se quedaron junto a la pared esperando el momento de rellenar las copas.
—Mira cómo van vestidos de gala —dijo Fiona—. Parecería un baile de lobos.
Jazmín se rió entre dientes.