Loren suspiró muy pesadamente como si sopesara qué decir a continuación.
—La Reina ha sido muy buena conmigo —dijo ella tristemente.
Loren sonrió. —Sí, es una Reina justa.
Luego la sonrisa de Loren se desvaneció. —¿Sabías sobre el espía que tu padre envió y no le dijiste a nadie? ¿Ni siquiera a mí?
Jazmín sintió sus rodillas debilitarse.
Tampoco podía decirle que su padre había hablado con ella y que ahora comenzaba a suministrarle información a él.
Él era su padre si solo supiera cuánto miedo había instilado en ella.
—No le di mucha importancia —mintió ella.
—De todas formas deberías habérmelo dicho —Loren enfatizó con enojo—. Necesitas entender que las cosas aquí no son como en tu casa.
—Pido disculpas por mis acciones —ella dijo.
—No tiene más opción que perdonarte y además no hay pruebas directas de que tuvieras nada que ver en el ataque —él dijo—. El hombre probablemente lo había arreglado desde antes y luego procedió con el ataque. Tú no sabías.