En ese momento su corazón dejó de latir.
—¿Qué quiso decir él?
Se había ocupado de ella durante toda la noche, había limpiado sus heridas, había ordenado medicinas para ella y luego había enviado a las doncellas para que le trajeran comida.
—P-pero yo pensé...
—¿Pensaste que yo me preocupaba por ti? —preguntó él fríamente.
Él era tan duro que ella sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.
Era como si la estuviera atacando, como si viniera por ella.
—¿Por qué? ¿Porque te traté cuando te cortaste el brazo? —le preguntó fríamente.
Ella dio un paso involuntario hacia atrás y golpeó la madera del marco de la cama.
—¿Porque te di mi ropa para vestir y porque te dejé dormir en mi cama? —le preguntó acusadoramente.
Ella no entendía lo que él decía, o si había sido todo su imaginación.
—Te traté bien porque sabía que estabas atada a mí. Lo sospechaba. Y si te hubiera dejado sangrar hasta morir, entonces yo habría muerto —dijo él.
—¿Entonces eso era todo?