Temprano en la mañana Jazmín se despertó aún en la habitación de Xaden.
Lentamente se levantó y se frotó los ojos.
Cuando recordó los eventos de la noche anterior, sintió que su corazón se hundía instantáneamente.
La sirvienta que había sido encontrada casi muerta en medio de la habitación sin sus ojos en sus cuencas y la pequeña apertura de Xaden hacia ella.
Se preguntaba si la chica estaría bien.
Esperaba que estuviera bien.
Hechicería había dicho Xaden, pero, ¿qué tan seguros podían estar?
Y cómo era que ella misma se había quedado dormida durante todo el suceso sin despertar.
Lo único que la había salvado de ser sospechosa era el hecho de que nunca podría convertirse en lobo.
Y Xaden había afirmado que también estaba manchado con la sangre de un lobo.
Jazmín pensó en cómo él le había contado sobre lo que había pasado con su familia y su corazón saltó de alegría.
Se había abierto a ella.
No había sido mucho, pero había sido un comienzo.