—La sirvienta que ahora estaba de rodillas, sus ojos en terror al ver a Jazmín arder.
Comenzó a tartamudear de miedo.
Era como si su cuerpo entero fuera forzado hacia sus rodillas.
No lo había hecho por voluntad propia, pero de alguna manera su cuerpo lo había hecho solo con escuchar esa voz que lo pedía.
Su corazón latía aceleradamente mientras veía a Jazmín transformarse y su cuerpo iluminarse con llamas.
—¿Qué estaba pasando?
—¿Era realmente una bruja? Nunca había visto a nadie prenderse en llamas.
Era como si su cabello rojo estuviera destinado a estar en llamas.
Y el lobo que había guiado era algo que nunca había escuchado.
En el momento en que lo oyó, encontró su herida, siendo forzada a inclinarse, su frente pegada al suelo en sumisión.
—Eres mi súbdita, eres de mi carne. Fuiste hecha de mí. Debes inclinarte ante mí. Debes arrodillarte ante mí." Jazmín continuaba diciendo como si sonara poseída.