Esperaron a que la Reina les ordenara atacar a Xaden, pero ella bajó las manos indicándoles que dejaran caer sus armas.
Lo hicieron de mala gana.
—Y he dicho que estoy segura de que ella no tuvo nada que ver con lo que sucedió —dijo ella—. Sí estaba al tanto, pero no intentó matarte. Xaden, eres mucho más sabio que esto. ¿Por qué no lo negó todo desde el principio? ¿Por qué aceptar uno y luego negar otro?
—Porque quiere que tú le creas. Quiere que su simpatizante piense de la misma manera que tú piensas, su majestad —dijo él—. Su majestad, cuando toda mi familia estaba siendo masacrada, usted no dijo una palabra. Tenía el poder de detenerlo y, sin embargo, no lo hizo.
La Reina guardó silencio.
—Recuerdo que nos visitaba cuando yo era solo un niño —dijo él—. Usted era amiga de mi madre y, aun así, permitió que la asesinaran, que matasen a toda mi familia sin sentido, sin un juicio justo.
Ella odiaba que le recordaran el pasado.
—Xaden, el pasado es pasado —dijo ella.