Olfateando el miedo, su sonrisa se agrandó. Tomando los últimos pasos hacia la cama, agarra su cuello y la clava contra las almohadas. —Tienes razón, estaba enojado por lo que dijiste e hiciste, pero se me ocurrió algo que podría entretenerme. Nolen, entra a la habitación. Conoce a mi vampiro que finalmente adquirí —obligándola a mirar hacia la puerta mientras Nolen entra.
Sus ojos se abren de par en par y luego dirige su mirada a Cedric. —No, por favor, no eso. Fue una discusión insignificante que fue completamente mi culpa. Por favor, me gustaría vivir un poco más.
Nolen entró en la habitación, y el miedo en el aire hizo que le dolieran los colmillos. Miró al suelo, luego cerró sus puños, tratando de no atacar aún. —Por favor, Cedric. Esto es una tortura pura para mí. Necesito la sangre.
—Ya es demasiado tarde para eso, Elora. Nolen, ven y ten tu presa. Lo siento por dejarte en el pasillo. Quería invocar más miedo para ti —alejándose, Cedric observa a Elora.