Riendo, Yuki sonrió a Adam. —Me alegro de que te hayas unido a nosotros, Adam. Creo que tomaste la decisión correcta con las chicas. Le dio una palmadita en el hombro y se acostó en la cama, quedándose dormida en cuanto cerró los ojos.
Cedric caminó hacia su oficina lentamente, pensando en todo lo que iba a suceder hoy. Se le ocurrió que su tía iba a volverse loca porque él le había cortado el flujo de dinero. Con una sonrisa socarrona, Cedric entró a su oficina y cogió el libro en el que estaba trabajando. Comenzó a leer las palabras y a teclear mientras miraba el libro.
El Canto de la Muerte de Bede ModE
Antes del viaje que nos espera a todos,
Ningún hombre se vuelve tan sabio que no tiene
Necesidad de pensar, antes de partir,
En qué juicio se dará a su alma
Después de su muerte, de mal o de bien.