—Yuki abrió su boca y dejó que Cedric la devorara. El beso fue profundo y prolongado, mientras era dulce y tierno. Finalmente, sintiendo que Cedric se aleja, Yuki lo mira, entristecida —No me dejes así, Cedric.
—Cedric la levanta del banco del tocador y la coloca en el suelo —No quiero hacerte esto, pero debes entender que haré lo que tenga que hacer. No es que quiera detenerme, pero no podemos llevar las cosas demasiado lejos —Sus ojos eran de ébano con destellos dorados.
—Yuki alza la mano y toca su mejilla —Sólo un poco más. Tu demonio está disfrutando esto. Tus ojos son tan hermosos —Se pone de puntillas y le da un beso en los labios.