Observando con fascinación, los ojos de Yuki no se apartaban del cuerpo que tenía delante. Se incorporó un poco y extendió sus manos cuando él se quedó desnudo. Tocó su pene y se arrodilló. Lentamente se acercó y comenzó a chupar su pene haciéndolo bonito y húmedo. Miró hacia arriba mientras lo hacía para observar su reacción facial.
Cedric siseó mientras ella tocaba todos los puntos sensibles de su pene, y luego retrocedió quitándole la boca de su miembro. Avanzó un paso y la empujó hacia abajo sobre la manta.—Ya basta de juegos—exclamó, y la penetró en su reluciente coño.
Yuki gimió ante la intrusión pero la aceptó con gusto.—Cedric, gracias por todo lo que has hecho por mí—. Rodeó su cuello con los brazos y comenzó a mover su cadera invitándolo a tomarla.
Gruñendo, Cedric comenzó a embestir al mismo ritmo, pero sabía que eso era más un juego que algo que realmente satisfacía a Yuki.—Lo haría todo de nuevo para mantenerte a salvo—. Aumentó la velocidad.