—No me importa. El precio de un dulce capricho bien vale la pena. No soy un lobo, pero eso no significa que no tenga golosinas favoritas —Yuki se rió y la señora registró la bañera de helado.
La señora se rió y vio acercarse a Cedric —Has encontrado un buen compañero. Tengo un helado de café para ti también, si lo quieres.
—Sí, lo tomaré —Cedric rodeó su cintura con los brazos y le besó la mejilla—. Es mucho helado. Espero que te guste.
—Estaba comprando esto y te iba a pedir que lo llevaras de vuelta a nuestro lugar —Yuki le lanzó una sonrisa a Cedric—. Iba a pedir un bol para comer aquí. No sé cuándo volveremos.
—Tienes razón, pero una bañera entera es mucho —Cedric se ríe y pasa su tarjeta—. Suspira y lleva la bañera de helado a la casa. Ve a Royce y le entrega la bañera de helado— ¿Puedes poner esto en el congelador para Yuki, Royce?