—¡¿Qué?! No, no lo toleraré. Necesito matar a esa persona. Su sangre manchará mis manos —Séphira se vuelve extremadamente emocional.
—Está bien, Séphira. No nos está permitido interferir en los asuntos de los humanos. El pueblo saldrá en busca de sangre. El periódico de mañana probablemente hará que la gente venga a ver cómo estoy —Yuki suspiró y luego miró a Séphira y a Claude.
—Entiendo lo que dices, pero así me ayude Dios que si escapan y vienen tras de ti otra vez, me aseguraré de que no vean otro día de luz —Los ojos de Claude se oscurecieron.
Cedric besó a Yuki en la mejilla. —Créeme, si la policía no estuviera ya de camino, los habría matado a ambos, pero quiero que el pueblo vea las verdaderas calañas de personas que eran y eso para mí era importante. Mientras ayudo al pueblo, quiero que sepan que los ayudaré en todo lo posible y que confíen en mí, eso es perfecto.